Un exportador de energía con poca luz
Paraguay es el país de mayor regeneración de energía hidroeléctrica en el mundo, y sin embargo posee niveles de consumo interno bajos por una serie de obstáculos. Varios desafíos deben ser atendidos para asegurar las promisorias perspectivas en el sector energético, argumentan Gustavo Rojas de Cerqueira y Lucas Daniel Arce, investigadores asociados del CADEP, en el informe especial “Un exportador de energía con poca luz” del Directorio Energético Latinoamericano en la edición 2014.
La oferta energética del país alcanza 6.033 Ktep (miles de toneladas de petróleo equivalente) de los cuales apenas 44 por ciento es destinada al consumo interno, 41 por ciento se exporta y 15 por ciento son pérdidas. Además, el superávit energético se contrapone con la baja sustentabilidad del consumo interno: 48 por ciento proviene de la biomasa; 37 por ciento del petróleo y 15 por ciento de la energía eléctrica.
En otras palabras, el mayor exportador de hidroelectricidad de América Latina carece de líneas para consumir internamente esa energía y se mueve mayormente con biomasa de fuentes no sustentables, indican los investigadores en el informe.
Un sistema productivo pequeño y la ausencia de inversiones en infraestructura básica en transformación y transmisión originan esta situación. Por ejemplo, Acepar, la única siderúrgica del país, sigue alimentando sus hornos con leña. Según la estatal ANDE, monopólica en todos los segmentos del sector, las pérdidas del sistema de transmisión y distribución interna alcanzan niveles cercanos a 30 por ciento.
“El país aún no posee líneas de transmisión de alta tensión (500 kv)”, agregan.
Perspectivas y desafíos
El reciente boom de la IED, las proyecciones de un elevado crecimiento económico para la próxima década y el actual dinamismo de la demanda potencia, auguran perspectivas promisorias para el sector energético, aseguran Arce y Rojas. Sin embargo, estas posibilidades se ven amenazadas por algunos obstáculos internos.
En primer lugar, las altas perdidas y la falta de inversión en la red de transmisión y distribución evidencian la baja eficiencia del sistema eléctrico. En segundo lugar, el monopolio estatal en la comercialización del diésel y de la energía eléctrica limita la expansión de la oferta, porque no cuenta con una tasa de retorno que permita la reinversión. En tercer lugar, en Paraguay se percibe a la electricidad como un commodity de exportación y eso dificulta que se le entienda como un recurso estratégico para dotar competitividad al país. En cuarto lugar, la ausencia de planificación estratégica y de un marco legal sectorial actualizado sintetiza sus desafíos.
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