La Informalidad Formalizada

Por Cynthia González Ríos[1]

En más de una ocasión, autoridades públicas y actores económicos del sector privado, se han referido “…al combate a la economía informal, o la reducción del sector informal de la economía”, dando por sentado el conocimiento conceptual y la comprensión de sus causas y consecuencias por parte de los espectadores.  En el fondo y lejos de ser explícito, estos términos, economía informal o sector informal, atraen una nube de ideas que se tejen según los intereses de los actores económicos. En este sentido, al momento de debatirlo es importante concretar los límites de la formalidad o informalidad, no solamente para una mejor comprensión y análisis del tema, sino fundamentalmente, para lograr un acertado trazado de medidas de políticas públicas.

Entonces, la pregunta natural es ¿de qué trata la informalidad?. Es una buena pregunta. Desde la aparición del “sector informal o no estructurado”, hace más de tres décadas, el debate aún gira en torno a su definición, con nuevas “consideraciones y reconsideraciones”[2], en contraste a lo ocurrido con el sector formal, que en general, ha sido abordado, más que desde la elaboración de su definición, desde la perspectiva de su promoción y apoyo por su naturaleza contraria a la informalidad.

La informalidad ha evolucionado desde la lógica de las actividades de sobrevivencia de los trabajadores pobres, hacia el denominado “sector informal”, para finalmente desembocar en lo que hoy se conoce como “economía informal”.  Los dos últimos términos han sido objeto de operacionalizaciones para estimar la importancia de la informalidad en la economía. El sector informal ha sido vinculado a las unidades productivas, considerando las características de las empresas y sus trabajadores; donde el tamaño pequeño de la empresa determina lo informal, sin considerar el cumplimiento de la legislación laboral o empresarial.

Entre tanto, la economía informal se fundamenta en la relación de los agentes económicos (trabajadores y unidades productivas: empresas y hogares) con el Estado. Enfatiza la regulación pública formal y el cumplimiento de la legislación laboral y empresarial. De esta manera, la economía informal constituye “el conjunto de actividades económicas desarrolladas por los trabajadores y las unidades productivas económicas que tanto en la legislación como en la práctica están insuficientemente contempladas por sistemas formales/legales o no lo están en absoluto”[3].

Esta definición, implica que el desempeño al margen de la ley de los trabajadores y las empresas los excluye de ciertos beneficios y los exonera de ciertas obligaciones. Los trabajadores no registrados no acceden a la protección social que por derecho les corresponde, en tanto, que la permanencia de las empresas fuera del alcance de la regulación soslaya las obligaciones correspondientes como los pago de impuestos y la observación de la reglamentación laboral (pago de salarios mínimos, contribuciones a la seguridad social, contratos de trabajo, pagos no salariales, etc.).

Desde el punto de vista de los puestos de trabajo del mercado laboral paraguayo, independientemente de las unidades productivas en las que son generados, sea en empresas legal/formalmente constituidas o no, los empleos informales son aquellos que se encuentran al margen de la regulación laboral y/o empresarial, es decir, aquellos que para el caso de los asalariados privados, por ejemplo, a) no están registrados en ninguno de los programas de jubilación y/o pensión administrados desvinculadamente por distintos entes públicos (Instituto de Previsión Social (IPS), la Caja Fiscal, la Caja Municipal, la Caja de Jubilaciones y Pensiones del Personal de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE), la Caja de Itaipú, la Caja Ferroviaria, la Caja Parlamentaria y la Caja Bancaria),  o b) no están registrados en las oficinas del Viceministerio de Trabajo, o c) carecen de contratos laborales, o d) trabajan más de 48 hs semanales, o e) perciben salarios inferiores al mínimo establecido.

En el caso de los trabajadores cuentapropistas (profesionales y no profesionales) y patrones, sus empleos son informales según la constitución legal/formal de las unidades productivas a las que están vinculadas. Vale decir que en la práctica estos trabajadores serían informales si no contaran con RUC (Registro Único del Contribuyente) o con cualquier otro tipo de habilitación/licencia/permiso necesario para el funcionamiento de sus unidades productivas.

El sector privado conformado por las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas y el sector privado por cuenta propia (profesionales y no profesionales) son los mayores creadores de empleo en el Paraguay; juntos generan un poco más de dos tercios de los puestos (68%) en el mercado de trabajo y el 75% de los puestos laborales del sector privado, aunque la mayoría se caracteriza por su informalidad.

El sector privado  empresarial genera el 34% de los puestos de trabajo, de los cuales 93% son empleos informales. Es decir, transgreden al menos una de las normativas laborales mencionadas anteriormente, no están registrados en alguno de los programas de jubilación, no tienen contratos laborales, ganan menos del salario mínimo o trabajan más de 48 horas por semana. Los cuentapropistas, por su parte, crean el 33% de los empleos del mercado de trabajo, de los cuales 90% son informales, es decir, no cuentan con RUC (Registro Único del Contribuyente)[4].

Es un hecho que la economía paraguaya se caracteriza por el alto nivel de informalidad laboral, entonces, ¿donde está el sector formal?, ¿de qué se trata el sector formal?. Las políticas públicas definitivamente tienen un gran desafío en su tarea de formalizar la economía y para ello es importante reflexionar sobre una serie de reformas institucionales que fortalezcan a los entes reguladores y beneficien a la sociedad en general. Algunas de las reformas prioritarias se relacionan a la reestructuración del ente regulador del mercado de trabajo (Viceministerio de Trabajo), reforma de la seguridad social, reforma administrativa integral para las gestiones de formalización de las empresas, entre otras.


[1] Investigadora del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya

[2] Kucera, D. y Roncolato, L. (2008). Revista Internacional del Trabajo. Vol 127, num.4.

[3] Resolución relativa al trabajo decente y la economía informal de la 90ª Conferencia General de la Organización Internacional del Trabajo congregada en el 2002.

[4] Los datos son elaboraciones propias a partir de la Encuesta Permanente de Hogares 2008, de la Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos.



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