Clarisa Hardy: “Desigualdad limita crecimiento económico y debilita al sistema democrático“

“América Latina está reduciendo la pobreza, pero no logra consolidar sectores medios ni sociedades seguras. Más bien, estamos en presencia de sociedades precarias”, advirtió la ex ministra de Planificación de Chile, Clarisa Hardy, durante su ponencia en el seminario “La desigualdad: Un reto para superar la pobreza”, organizado por el Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya – CADEP el día jueves 19 en el Crowne Plaza Hotel desde las 19 a las 21 hs. Del evento participaron alrededor de 170 personas, entre representantes del sector público, no-gubernamental, empresarial, académico, embajadas y organismos internacionales.foto1

Tras la intervención de Hardy, la investigadora Verónica Serafini hizo algunos comentarios y finalmente Fernando Masi realizó un resumen de los principales hallazgos.

“Las desigualdades son las que explican que el crecimiento de la región no pueda lograr una superación sostenible de la pobreza y que la reducción estadística de ella esté asociada a la construcción de sociedades con grandes vulnerabilidades”, afirmó la experta.

Las desigualdades que persisten se encuentran en la esfera laboral y en un segmentado sistema educacional que segrega a la población por sus condiciones de origen, según Hardy. Éstas se manifiestan en brechas distributivas que distancian a los hogares y a los trabajadores según su origen socioeconómico, y que se agravan por condiciones de género, edad y ruralidad.

En relación al trabajo, la participación laboral y el empleo en la región es considerablemente mayor en los estratos medios, pero sobre todo, en los estratos altos. Mientras que en relación a la calidad del trabajo, la informalidad tiende a concentrarse en los estratos pobres y vulnerables. En este plano, Para presenta una peor calidad del trabajo que la generalidad de Latinoamérica, indicó la experta.

Sostuvo que aunque Paraguay tenga mayores niveles de participación laboral y tasas de empleo que el resto de América Latina, dichos niveles se ven contrarrestados con mayor informalidad y menor seguridad social que el promedio del continente.

Mas aseguró que la desigualdad adquiere mayor visibilidad en las brechas de ingresos de los hogares y salariales. “Existe una generalizada desigualdad de ingresos y salarios entre todos los estratos sociales y los estratos más ricos de los países latinoamericanos. Lo que revela el fenómeno de la alta concentración del ingreso en la región”, comentó.

“En esta dimensión de la desigualdad la realidad de Paraguay es particularmente inquietante, con una de las mayores brechas distributivas de la región y con una más elevada concentración de los ingresos”, sentenció. Agregó que si a nivel latinoamericano la distancia en los ingresos per cápita del hogar entre los sectores altos de la sociedad y los estratos pobres es de 36.3 veces, en Paraguay es de 55 veces. Además, “mientras en América Latina la brecha entre los estratos no pobres vulnerables y los estratos altos es de 13.4 veces, en Paraguay es de 26 veces”, indicó.

Retos de la cohesión social

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“América Latina no está transitando de región de ingresos medios a región de clases medias, sino a sociedades marcadas por sus inseguridades económicas basadas en las desigualdades que segmentan a los ciudadanos”, reiteró Hardy.

Ante este panorama, la experta identificó que el reto de la cohesión social se asienta sobre tres ejes de cambios. En primer lugar, la construcción de un Sistema de Protección Social fundado en derechos como mecanismo para abordar las desigualdades. Según Hardy, es a partir de una ciudadanía titular de derechos que se pueden construir sociedades inclusivas en América Latina. “Los derechos son iguales para todos y no pueden seguir promoviéndose, como ocurre, políticas para pobres (en realidad, para parte de ellos) y políticas para el resto de la sociedad que han provocado las segregaciones que segmentan a nuestras sociedades“, argumentó.

En segundo lugar, habló de la necesidad de impulsar una agenda por la igualdad de las mujeres. “La desigualdad de género implica que algo más de la mitad de la población latinoamericana tiene una ciudadanía de segunda, con todo lo que ello implica de freno al desarrollo económico, de límites a la convivencia y de obstáculo a la construcción de identidades y sentido de comunidad en nuestras sociedades“, explicó.

Por último, el tercer reto identificado fue el de la sustentabilidad institucional, política y fiscal de la cohesión social. “No habrá avances si no se pacta, social y políticamente, el modelo institucional y de solidaridad que los pueda sustentar. Sin duda esto tiene costos, pues redistribuir poder, conocimiento, información y recursos, significa desconcentrarlo y socializarlo. Ello sólo es factible con acuerdos y pactos, institucionalizados a través de normas obligatorias que terminen por construir, a partir de sus prácticas, nuevas relaciones en la sociedad y una cultura de mayor igualdad“, concluyó Hardy.

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